Nicolás Maduro en cambio, nos sorprendió a todos; aquel hombre llegó trémulo y pálido, nos contó que había pasado momentos muy difíciles el día anterior y que él no quería que nosotros pasáramos por esa angustia, nos dijo, con evidente sinceridad, que se habían cometido errores graves de lado y lado, y que había llegado la hora de enterrar los odios y crear un gobierno de unidad nacional para salvar el país, sus palabras nos reconfortaron.
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