
Foto: Entre Morrocoyes, Camaleones y Especuladores.
«Las fuerzas opositoras ahora y futuras elecciones,
no tienen argumentos válidos,
ante el mundo,
ellos como sus voceros y aupadores internacionales,
han quedado como verdaderos y elocuentes mentirosos.»
N.M.
Concretado el evento lectoral y la victoria de los candidatos de la MUD, muchas son y serán las interpretaciones que a los resultados se les dé según el corazón, lado e intención del analista. ¡Las culpas nadie las quiere! Sin embargo, entre todos los análisis y discursos revisados parece olvidarse lo fundamental, lo esencial del escenario pre, durante y postelectoral, parte del discurso y argumentos por los que Venezuela y su institucionalidad fueron puestos al escarnio público, nacional e internacional. ¡El fraude!:
«Temprano, muy temprano comenzó la jornada el día 6D, ¡como estaba previsto!, el primer problema registrado en la mesa donde formé parte, de los miles de hombres y mujeres al servicio de la Nación, como miembro de mesa, fue la ausencia de los miembros principales. Los suplentes, junto a testigos, uno del PSUV y varios de la MUD, instalamos e iniciamos el acto».
6:30 am. Día D. Nuestro primer votante, hombre de unos 60 años, de tostada piel que revela sin equívocos su estrato socio económico, frente a la boleta electoral fue traicionado por sus nervios, ¡quedó en blanco, no supo cómo votar! «Terminó el tiempo y la máquina emitió un comprobante de voto nulo», molesto y medio lloroso sólo alcanzó a decir; «¿perdí mi voto?» Transcurrido algo más de la primera hora, ya contábamos unos 60 votantes, nuestra máquina empieza a mostrar síntomas de mal funcionamiento, quince minutos después, es reiniciada, y continúa el proceso electoral. 40 votantes más, todo bien. Por un momento, prolongado, de unos 45 minutos, no hay votantes, todos nos miramos, nos reímos, hacemos hipótesis, amor y paz hermano. Media hora después, 30 votantes más, se apaga por completo el sistema, los técnicos hacen todo lo posible, no funciona. En lapso de unos 80 minutos, se sustituye la máquina por otra, y seguimos. Voto a voto, minuto a minuto…, sin problemas técnicos hasta finalizada la jornada a las 6.00 pm.
Durante toda la jornada; tres, cuatro, siete, nueve, fueron los elementos perturbadores, provocadores, todos sin duda pertenecientes a la MUD. La menos agresiva, una chica, de unos 20 años, clase media profesional, como la gran mayoría en este centro, con su hijo de un año y algo en brazos, dijo «votar para ganar y quedarse porque bajarían los precios de los pañales, si perdía se iba». ¡La verdad y confianza de todos quienes estábamos allí, callaría las sin razones!
De los votos nulos; como perturbadores de oficio se presentaron algunos jóvenes, en sus palabras, «dispuestos a votar, por la manito, abajo y a la izquierda» como decían a viva y clara voz en desacato a la normativa electoral, sin embargo, saldrían molestos porque, al estar frente al tarjetón, «se congelaban, no encontraban su opción política», llenos de rabia, de la ira inoculada y floreciente, marcaban cualquier cosa, en cualquier lado. Juntos con los pocos ‘chavistas’ de avanzada edad buscando votos listas o nominales, uno por uno, «nunca antes vieron o practicaron cómo votar».
A las 8:00 pm, nuestro centro de votación había cerrado, totalizado y transmitido, los resultados eran inequívocamente claros; «la MUD y sus candidatos, como siempre ocurre en este centro, ganó por amplia mayoría». Los jóvenes y no tan jóvenes votantes ‘muistas’, inexplicablemente rodearon las adyacencias, ¡querían derribar las cercas!, estaban más que embriagados, encolerizados, su rabia exteriorizaba y se extendía como fuego en la sabana por verano. Entendiendo y evaluado lo peligroso y delicado de la situación hice un llamado a todos quienes dentro de las instalaciones estábamos: «¡Esa gente no entiende lo que pasa, el odio y la mentira del fraude están haciendo estragos!» ¡La neurotización psicótica florecía, florecía esplendorosa, expansiva y muy, pero muy peligrosamente…, «ellos, los seguidores de la MUD, no entendían que estaban ganando». Su mente, corazón y alma registraba, computaba la predica opositora; «perdimos por fraude del gobierno». «Maduro, Diosdado y Jorge, nos robaron las lecciones». Fuera del centro electoral; ‘el coordinador de testigos de la MUD’ llamaba a su centro de denuncias, ofuscado, lloroso, furibundo informaba del fraude. «¡Si del fraude!, el ‘tipo’ por teléfono le estaba informando a su comando de campaña del enorme y despiadado fraude cometido contra la oposición en este centro, cuando en verdad estaban ganando con más del 60% de los votos como era rutina –estadísticamente hablando– durante todos los procesos electorales». En su informe telefónico relató cómo: «Los militares, miembros de mesa y testigos electorales –en su mayoría opositores–, nos están robando los votos –¡a la propia oposición!–, ¡no joda!» expresó sin vacilación con rostro enrojecido por la rabia e inundado de lágrimas. «¡Muevan a la gente!…». Fue necesario y urgente pedir a los efectivos militares que lo controlaran y que en función de la Paz invitaran a algunas personas para la auditoria ciudadana. En mi mesa, les explique la situación, «ninguno de los que entraron –todos opositores reclamantes de auditoria– sabía qué ni cómo hacer la auditoria» ¿Qué buscaban y cuáles eran los pasos? Lo de ellos era abrir y contar, voto por voto –en el mejor de los casos, porque al evaluar el reporte telefónico y llamado del coordinador de testigos a ‘mover a la gente’ no puedo pensar en otra cosa que no fuera la incitación a incendiar, destruir, acabar con todo el centro de votación, convencidos como estaban del fraude–. Entendí que no razonarían y que lo mejor era dejarlos; «que cuenten ellos, que vean y se convenzan por sí mismos, de cómo los utilizaron, los engañaron». ¡De cómo ganaron! «Probablemente su mayor rabia era el relevante y desproporcionado triunfo obtenido, que los dejaba sin razones ni argumentos para descargar la ‘arrechera inoculada’» «Neurotizados, predispuestos para la guerra, la destrucción y muerte, había que exteriorizar, que drenarla de alguna manera» –Al final de cuentas con el triunfo electoral se les caía el discurso de la guerra–.
11, 12 pm, el conteo de 400 papeletas, voto por voto cada candidato, se les vuelve interminable, agotador, defraudador, se detienen una, dos, cinco, nueve veces, ¡va mal!, hay que volver a empezar. 12:30 de la noche, agotados o más bien consumidos por la rabia, la confusión y el deseo marchito de perder por fraude, se rinden. ¡Deciden que todo está muy, pero muy bien! Sin levantar la mirada, ¿avergonzados? tal vez, deciden dejar las cosas así y que nosotros resolvamos…«¡Uf! Menos mal».
«El triunfo ‘aplastante’ de la MUD es sin lugar a dudas una victoria inesperada con muchas y muy variadas interpretaciones, pero lo indiscutible es que triunfo la paz y los chavistas aceptamos de inmediato, sin ambigüedad ni descalificaciones del árbitro, los resultados, nadie, pero, nadie salió a descargar su rabia, su arrechera. Con nuestra lealtad, credibilidad y confianza a un ideal demostramos al mundo quienes somos, de qué estamos hechos y dónde están los defraudadores».
El sistema y proceso electoral venezolano es confiable y seguro. No merece tal descredito, sí merece reconocimiento, respeto, mucho respeto y admiración. Tras su victoria las fuerzas opositoras ahora y futuras elecciones, no tienen argumentos válidos, ante el mundo, ellos como sus voceros y aupadores internacionales, han quedado como verdaderos y elocuentes mentirosos.
Fraude, el resultado electoral mostró que la oposición también puede ganar elecciones y que sus voces altisonantes contra la institucionalidad son y serán siempre una gran y muy profunda mentira, ¡una estafa! Hoy sin argumentos, se debaten entre qué hacer, llevar a la guerra a sus seguidores bajo estos falsos supuestos no les funcionará, ¿qué hacer primero? Derogar leyes y decretos contra el pueblo todo o llamar al referéndum revocatorio, donde la invocación y neurotización a partir del fraude, la desconfianza y descalificación del árbitro y la institucionalidad, que hoy los declara y reconoce como ganadores, sea el elemento motor de sus seguidores está fuera de lugar. ¡Sus manos sudorosas se frotan, fuerte, muy fuerte mientras una helada y muy profunda sensación recorre su espina dorsal!¡Sus estómagos! Y ahora; ¿qué?¿cómo?¿cuándo? ¿Con quiénes? «¡Ganamos o…, perdimos los argumentos para la guerra!»
Como siempre, prestos, diligentes y dispuestos a la mentira, expresan a viva y clara voz que; «su victoria, la falta de fraude fue culpa de Maduro, Diosdado y Jorge, porque tuvieron miedo a la guerra –con portaviones estadounidenses y marines incluidos, prestos a la invocación de la derrota por fraude como detonante de la guerra civil, agazapados allí tras el horizonte–, ¡que prefirieron la PAZ! y los dejaron ganar». «¡Ordenaron a sus ‘hordas y colectivos armados no ir a votar’» Más sorprendente aun es el respaldo a esta comparsa de fraudulentas ‘justificaciones del triunfo’ de ‘chavistas verdaderos, auténticos o light’, de oficinas bien o de esos que, por falta de la figura, verbo y acción del Comandante Chávez, se sienten desprotegidos, asustados y dispuestos a cualquier cosa con tal de no ser señalados o juzgados por los errores de la Revolución Bolivariana. De los que buscan indulgencia ante sus verdugos opositores.
Ahora; siete días después y desde el primer instante de su triunfo, los ganadores opositores, dicen «no poder acabar con las colas, ni resolver el problema económico» que como oferta electoral los llevaron a tan importante y relevante victoria, «eso llevará mucho tiempo, porque hace 17 años se viene destruyendo el país» –¡Sin duda que el verdadero plan no es el camino electoral, no! Es la guerra hoy en vilo y sin argumentos– Mientras, el opositor y no tan que votó, que confió en la promesa y propuesta electoral de mejor vivir, hoy luce cabizbajo, decepcionado en su buena fe, engañado, defraudado, sumiso, doblegado en el odio, la ira, sed de venganza, en la falta de guerra, por la mentira…, contradictoriamente por la victoria. Sin levantar la cabeza, sólo se detiene a decir; ¡hay que esperar un poco!
De quien escribe, sin oficio, rango y quehacer conocido, el fraude es sin duda estar contando versiones y explicaciones de otros sobre los sucesos sociopolíticos, económicos, históricos contemporáneos, para bien de unos y mal de otros. Lo relevante es la búsqueda de la verdad, de la conciencia y la construcción de una memoria histórica que nunca, pero nunca, nada ni nadie, nos puedan quitar.
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Publicado originalmente el 13 de Diciembre de 2015, siete días después de realizado el proceso electoral parlamentario. Reeditado y publicado ante la reiterada insistencia en traer a Venezuela, la guerra con la que han devastado naciones enteras, en desconocimiento de su institucionalidad democrática y soberana. Su Constitución Bolivariana. Cuando desde Alemania, expertos del Deutsche Bank, ‘pronostican’ que: «El mundo entró en la era del desorden a consecuencia de la perdida hegemónica del poderío e influencia estadounidense sobre el ‘resto de las naciones’» –Pronósticos bien atrasados para tan importante institución mundial, que ya desde nuestros escritos venimos señalando, desde hace casi un año, cómo hasta la misma UE la han encaminando hacia la desunión–, el derrotado Josep Borrell y su sometida Unión Europea, insisten en desconocer la institucionalidad venezolana, Bolivariana, para que; «en tres días imponer un gobierno interino, tutorado, ajeno al gentilicio e identidad nacional venezolana» según sus declaraciones públicas de casi dos años hace, como lo han hecho en Medio Oriente y el Norte Africano, contra Libia, Irak, Siria… ¡De verdad que no aprenden! ¿Han evaluado las consecuencias de la guerra en la que pretenden sumir al pueblo venezolano y con ello a la América toda en aras de su ‘caos constructivo’? Porque a decir de Donald Trump; «en el Pentágono sólo se preocupan por hacer la guerra que les genere incuantificables ganancias monetarias».
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