
Despertar
De allá lejos, entre los recuerdos del tiempo de la abuela analfabeta, cuidando de una niñez ajena a la intriga y perversión humana, en tardes de tempestades, venía su primera noción de sorpresa, al descubrir que:
Muchas de las conversas a orillas del ajizal, guardaban la necesaria complicidad, en pícara vigilia, de amores furtivos, fugaces, prohibidos, al pie del guayabo.
Del otro lado del encantado bosque, en compensación y gratitud hacia la pareja de leñadores, que como duendes disfrutaban del azaroso y mundano momento, cuando no apaleaban, con flecha y carcaj, a los niños que osaran entrar al ajizal.
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(99 palabras sin contar el título)
Publicación relacionada con: Escribir Jugando Marzo
Descripción muy bonita de ese ajizal que es testigo de la intimidad de leñadores y niños. Muchas gracias por participar en el reto del mes de marzo, Nevel. Un saludo y buenas noches desde aquí 🙂
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Hola Nevel
Viajando por la red, he visto que el ají también se utiliza como metáfora para ruborizarse.
Un abrazo
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