Agricultores. La Guanota.
Foto: Entre Morrocoyes, Camaleones y Especuladores.
En Crónicas de la rebeldía y el saber popular[*] el arquitecto Fruto Vivas nos habla de: “La arquitectura del compromiso y la responsabilidad social” como papel fundamental de la Universidad en la construcción de una nueva, floreciente y democrática sociedad venezolana…
Entre sus recuerdos expresa que:
«Para los años sesenta se inician los procesos de renovación universitaria continuando la ola de cambios producidos en las universidades francesas. Desde la Universidad Central en su conjunto, ante los cambios políticos de la Venezuela, post 23 de enero, se emprende una tarea de alto valor social con el Censo de los barrios de Caracas, para diagnosticar la realidad desconocida que sirvió de base para audaces y renovadores programas de acción en los barrios populares, emulando la experiencia francesa sobre responsabilidad social.»
Más adelante cuenta que para 1959:
«En los planes de emergencia del presidente Larrazábal se habían construido 43 parques en seis meses produciendo cambios profundos en los jóvenes de los barrios, que tenían seis horas libres sin escolaridad, creando una filosofía del tiempo libre y recreación. Y cómo la vergonzosa historia de los políticos posteriores hizo desaparecer tan extraordinaria experiencia a favor de la salud mental del pueblo.»
Sugiriendo cómo esas ideas pueden ser útiles en los actuales momentos hacia la productividad nacional a partir del papel y organización autogestionaria de las comunidades.
Refiere que para los años 60, en la continuidad de la renovación universitaria, desde la facultad de Arquitectura:
«La Universidad se vuelca hacia el desarrollo de programas sociales en los barrios populares, con talleres de brigadas de jóvenes estudiantes, en la búsqueda de resolución de problemas concretos con las familias humildes, realizando propuestas para la construcción de viviendas, escuelas, ambulatorios, en actos participativos que ligaron la Universidad con la realidad dramática de los barrios…»
«En el desarrollo de tales construcciones resalta la iglesia y viviendas en la comunidad de Manzanita estado Lara, bajo la dirección del estudiante Domingo Acosta y cuarenta alumnos de la llamada Unidad Once. Igualmente resalta el trabajo, en Casalta, del arquitecto José María Matamoros con su brigada de estudiantes-constructores conocida como Escuela Popular de Arquitectura.«
Tras la inundación de Boconó, estado Trujillo, para 1980, esta experiencia transformadora de la sociedad y juventud venezolana, a partir de la Universidad, convoca la acción voluntaria de cinco universidades conformando brigadas de emergencia para dar solidaridad a los damnificados:
«Más de 120 voluntarios entre profesores y alumnos, fuera de sus estudios, del recinto universitario, para construir, en dos semanas, treinta y cinco viviendas, siendo una de las más ricas cátedras de aprendizaje durante una tragedia.«
Estudiantes y campesinos (ajenos, no miembros de la universidad) construyendo un porvenir. A decir del arquitecto Fruto Vivas:
«Construyendo desde esta hermosa experiencia el germen de lo que debe ser la arquitectura de la responsabilidad.«
¡De lo que debió ser; la Universidad Autónoma venezolana! −¡Pienso, reflexiono y digo!
Como dice García Márquez que dijo Bolívar camino a su destierro:
¡Aquí nadie aprendió nada!
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26 de Julio de 2019
Aquí en pdf para descargar:
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[*] Crónicas de la rebeldía y el saber popular. Caracas 2013. Fundación Editorial El perro y la rana.
